Metiendo cuernos a mi esposo (un poco más)

Metiendo cuernos a mi esposo (un poco más)La tarde siguiente Francis volvió a la carga, tal como yo lo suponía. Mientras estábamos en la playa se me acercó disimuladamente, para decirme que esa misma noche me cogería otra vez?Al regresar de la playa decidimos cocinar unas pizzas caseras. Ezequiel, otro del grupo, era especialista en eso.Mientras hacíamos los preparativos, Víctor salió un rato para comprar algunas bebidas. Francis aprovechó para preguntarme si ya le había contado ?lo nuestro? a mi esposo.Le respondí que no, que obviamente no. Y que si él le llegaba a contar, se terminaba todo al toque.Entonces me dijo sonriendo socarronamente:?Esta noche vas a ser mi putita? quieras o no; o yo le cuento todo??Yo sabía muy bien que este hijo de puta era capaz de hacerlo, así que no me quedó otra que aceptar su propuesta. Quería ser fiel a Víctor, pero por otro lado, había algo dentro de mí que quería disfrutar de lo prohibido.Francis terminó la conversación diciendo que me quería ver vestida con una minifalda y musculosa, con una tanga debajo?Ezequiel se puso a amasar las pizzas ayudado por su esposa Natalia; una chica joven bonita pera para nada sexy. Me daba la impresión de que era una flor de cornuda?Yo estaba con ellos y de repente sentí una mano que se deslizaba desde atrás, buscando mi pubis por encima de la tanga, Giré la cabeza y me encontré con el aliento de Francis en mi nuca. Ahora uno de sus dedos había corrido la tanga a un lado y se colaba dentro de mi vagina mojada.?Estás muy caliente, Anita? así es cómo me gustan las putitas??Me susurró al oído, mientras dos de sus dedos jugaban con mi clítoris inflamado. Tuve que morderme los labios para no gritar; no quería que Natalia y Ezequiel se enteraran de lo que me estaba haciendo Francis.En un momento retiró sus dedos y entonces pude ver que, a sus espaldas, había aparecido Víctor, que se acercó a besarme y a preguntarme si todo estaba bien. Le dije que estaba todo perfecto, sin comentarle la humedad que me habían provocado los dedos de Francis en mi concha?Finalmente todo estuvo listo y nos sentamos a disfrutar de las pizzas. Al terminar, Francis anunció que a él y a Víctor les tocaba lavar los platos; así que ambos se levantaron sonriendo y se dedicaron a esa tarea. Natalia se levantó para ir al baño y yo me quedé sentada junto a Ezequiel.De repente sentí que su mano se deslizaba por mi muslo, buscando entrar por debajo de mi minifalda. Lo miré con cara de sorpresa y él susurró:?Me dijo Fran que tu concha se pone bien húmeda y caliente??Empezó a meterme mano por debajo de la musculosa, acariciando mis tetas y provocándome una tremenda erección de mis pezones. Yo me dejé hacer, sin quitar la vista de la puerta del baño, por donde aparecería Natalia en cualquier momento. Ezequiel me adivinó el pensamiento:?No te preocupes por mi esposa? ella sabe que estoy caliente con vos?Natalia salió del baño, nos miró y se dirigió al balcón sin decir nada.Ezequiel me tomó de la mano, sin que nos viera mi esposo y me arrastró al baño. Cerró la puerta apenas entramos y de un manotazo me bajó los breteles de la musculosa. Enseguida se inclinó y comenzó a pasar la lengua por mis pezones que estaban más endurecidos que nunca?De repente se irguió y me pegó una cachetada bastante sonora.?Hoy vas a hacer lo que yo te diga, sin chistar? entendiste, perra??Le dije que entendía y le supliqué que no me pegara más. Entonces se desabrochó el pantalón y sacó una verga enorme, bastante gruesa y ya totalmente endurecida. Me ordenó ponerme en cuclillas frente a él y que se la chupara?Comencé a pasar mi lengua por toda su pija, abrí mi boca al máximo y empecé a chuparla suavemente, lamiendo la gruesa cabeza y metiéndome poco a poco más verga en la boca, hasta llegar al fondo de mi garganta.Ezequiel gemía de placer y eso me provocaba una calentura tremenda, sintiendo que mi concha comenzaba a chorrear mis flujos.Empecé a pajearlo con una mano mientras seguía chupándosela.Cuando tuvo la verga bien dura, Ezequiel me tomó por los cabellos y me obligó a levantarme del suelo. Sin soltar mi pelo, con la otra mano me levantó la minifalda hasta la cintura. Me corrió la tanga a un lado y me hizo girar para darle la espalda.Me encontré mirando en el espejo, con las manos apoyadas sobre el lavatorio y un poco inclinada con la cola hacia afuera.Mi nuevo amante escupió la punta de sus dedos y los deslizó entre mis labios vaginales. Me abrazó por la cintura para asegurarse de que yo no me moviera. Se inclinó para decirme al oído muy suavemente:?Te voy a coger la conchita, aunque tu culo debe ser bien estrecho??Abrí bien las piernas y me afirmé sobre el lavatorio, para mantener el equilibrio. Entonces sentí que esa enorme verga se abría paso entre mis labios vaginales. La mano de Ezequiel dejó mis cabellos y me tapó la boca, cuando se dio cuenta de que la potencia de su verga invadiendo mi concha iba a hacerme aullar como loca.Mis gemidos quedaron amortiguados por esa mordaza y cerré mis ojos al mismo tiempo que me mordía la lengua mientras sentía esa intrusión?Cada embestida de su pubis contra mi culo me hacía sentir un placer que nunca había experimentado; realmente era la verga más larga que había tenido adentro en toda mi vida?Después de diez minutos así, con ese tremendo mete y saca que me daba Ezequiel, yo ya no aguantaba más. Acabé llorando sin poder gritar; fue un orgasmo intenso, que me dejó temblando las rodillas.De repente él también tensó su cuerpo y aferró mis caderas, quedándose quieto contra mi culo. Entonces sentí su semen hirviente derramándose en mi interior. Esa sensación de placer me provocó un segundo orgasmo?Sacó su verga de mi concha y otra vez me tomó por los cabellos, obligándome a ponerme de rodillas. Luego me la metió en la boca, ordenándome que se la dejara limpia con mi lengua.Apenas terminé de hacerlo, se oyeron unos suaves golpes a la puerta, como si fuera una especie de código. Ezequiel se estiró y abrió, encontrando que Francis estaba allí de pie, sonriendo al verme con la verga de su amigo en mi boca.Ezequiel se acomodó la ropa y le cedió su lugar a Francis, saliendo del baño. Yo intenté ponerme de pie, pero él me sujetó por los cabellos y me tiró contra el lavatorio.Sentí que escupía sobre mi culo y entonces quise debatirme, pero ya estaba un poco cansada: Fran me sujetó y amordazó mi boca con su mano, al mismo tiempo que la punta de su verga erecta buscaba mi entrada trasera.Me hizo ver las estrellas cuando me penetró. Una y otra vez me la metió por el culo. Después de unas seis embestidas, el dolor se convirtió en placer y terminé disfrutando bastante. Sentía mi concha humedecida y rebosante de leche; me ardía y al mismo tiempo me provocaba placer, mientras esa nueva verga ahora me taladraba mi estrecho culo.Después de unos diez minutos, por fin Francis acabó dentro de mi culo. Me la sacó y zambulló tres dedos en mi vagina dilatada, haciéndome dar un agudo chillido de sorpresa ante la invasión inesperada.Me pajeó un buen rato con sus dedos, hasta quedarse conforme una vez que me vio debatirme y retorcerme en otro tremendo orgasmo.Finalmente me soltó y yo me deslicé hasta el piso, totalmente abatida.Francis guardó su verga dentro de sus pantalones y me advirtió que todavía seguía siendo su puta, para que alguno de sus otros amigos me cogiera cuando a él se le antojara.Lo miré con bronca, diciéndole que era un hijo de puta; pero él se rió y me dijo que sí? que era un hijo de puta, pero con una pija que me gustaba? Lo peor de todo, era que ese turro tenía razón?