Mi nueva amiga

Mi nueva amigaEra un día caluroso del mes de julio en el que a pesar de tener tan próxima la playa, me tocaba pasarlo rodeado de soporiferos expedientes con el único consuelo de poder estar disfrutando del tan necesarios aire acondicionado.Tras una breve pausa para almorzar volví al fresco resguardo del guerrero dispuesto a ordenar papeles hasta la reunión de las cinco, eso sí, con alguna esporádica visita a las redes sociales para tener un poco de ocio.Afortunadamente ella estaba conectada, y aunque yo permaneciera tras tantos meses en el anonimato seguiamos charlando de forma amena e incluso ardiente a pesar de que ya le había confesado que nos conocíamos. Supongo que, al fin y al cabo ese halo de misterio la tenía ligeramente enganchada a mí, aunque no me había puesto cara.En el fondo estaba deseando que supiera quién era, para bien o para mal, pero el miedo al rechazo me retraía.Como siempre la salude de forma cariñosa y su respuesta fue igual de afectuosa. La conversación no tardó en tener un tono podríamos decir "calentito", describiéndome como estaba en su casa, desnuda sobre su cama, solo acariciada por el aire calido que movía un ventilador.Mi portentosa imaginación hizo que rápidamente mi pantalón fuera especialmente estrecho y no pude evitar dedicarme caricias sobre el pantalón que hacían que mi polla se marcara perfectamente y sintiera como se humedecía ligeramente el boxer.Entre pretensiones y deseos de caricias, besos y lamidas varias surgió la tan repetida pregunta: dime quién eres realmente. Sólo que esta vez venía acompañada de "o me dices quién eres o te bloquearé". Un ultimatum bien planificado y que sonaba más real que nunca.No sé si fue por el calor, la hora o el enorme deseo que sentía pero corrí el riesgo y le puse mi nombre.Tras eso silencio.Mis pulsaciones se aceleraron, un sudor frío recorría mi espalda, mi erección bajó de golpe.Silencio.Quería que la tierra me tragara ante las consecuencias que esta confesión podría tener.Me levanté nervioso de la silla y me movía por mi despacho con el ánimo encogido.De repente sonó el mensaje. Me quedé atónito.Solo aparecia una dirección y mensaje: la puerta estará abierta, estaré dormida.Tras eso se desconectó y mi corazón palpitaba como un caballo desbocado.Dudas, miedos, deseos y finalmente una decisión.Cogí las llaves de mi coche y me bebí los kilometros hasta llegar bajo su puerta. Por el camino recorrieron mi mente mil escenarios, pero mi cerebro había cambiado su ubicación habitual y solo deseaba llegar.Me planté ante su portal y entré. Subí las escaleras, apenas dos plantas pero que me parecieron una escalada eterna. Ya estaba ante la puerta, puse mi mano en ella, empuje levemente y ante mi asombro se abrió.Ví un pasillo largo, con luz tenue al tener las persianas bajadas y al fondo el zumbido de un ventilador. Avance con paso dubitativo e incluso pensé en salir corriendo pero un dulce olor ya me había embaucado y no me permitía retroceder.Ya vi la puerta del dormitorio y el vaivén de las cortinas.Me asomé y allí estaba, tumbada de espaldas a mí, desnuda, con esas curvas que tantas veces había imaginado en mi mente. Me aproximé con cautela, ni un hola, no quería despertarla.Puse mi mano en su cadera y comence a desplazarla hasta poder gozar por fin del tacto de su culo, voluminoso, firme, cálido.Como si durmiera se giró para ponerse boca arriba y pude admirar por fin su hermoso sexo, totalmente depilado, con labios grandes, carnosos; sus pechos enormes con pezones irresistibles, se me hacía la boca agua y no dejaba de mirarla mientras sus ojos permanecían cerrados.Me sentía como un niño el día de reyes, sin saber por donde empezar. Me incliné sobre sus piernas y mientras acariciaba sus muslos iba besándole las rodillas, subiendo lentamente mientras miraba como sacaba su lengua y humedecía sus labios. Poco a poco llegue a su sexo y mientras besaba sus ingles lo rozaba con mis mejillas, mi nariz, comenzando a impregnarme de su fragancia, quería disfrutar de cada instante.Saqué mi lengua y recorrí lentamente sus labios. Suspiró. Mi lengua ejercía más presión y buscaba su clitoris. Comencé a lamerlo, chuparlo, saborearlo. Mi lengua se volvió más intensa, más ansiosa. Su clitoris cada vez más abultado, lo chupé, lo mordí con sumo cuidado, absorviendo, saboreándolo como un caramelo. Mis dedos dispuestos a sentir el calor de su interior.La penetré lentamente a la vez que sus gemidos se hacían más intensos. Su humedad rápidamente mojó mis dedos hasta llegar a la palma de mi mano. Mis dedos y mi lengua se enzarzaron en una lucha por darle placer. Y de pronto su mano agarró mi pelo y me apretó fuerte la cabeza contra ella. Chupaba su clitoris, lo exprimía a conciencia, mientras mis tres dedos se movían dentro de ella acariciando ese puntito rugoso interior que la hacía estremecer.Sus gemidos dejaron en silencio el ruido del ventilador y su respiración marcaba el ritmo de mis lamidas.De pronto un largo suspiro, una sensación cálida en mi mano. Y con su voz dormida me dijo: fóllame.Obedecí diligentemente. Me tumbé sobre ella y la besé apasionadamente. Que ansioso estaba por besar su boca!!!Con su lengua limpió su corrida de mi cara. Agarré mi polla dura, ardiente, con el miedo de estar demasiado excitado pero con el deseo de penetrarla al fin. La miré a los ojos, froté su clitoris con mi capullo, y sin dejar de cruzar nuestras miradas la penetré sin piedad. Ese calor, esa humedad, esa sensación tan deseada de tener mi polla palpitante en su fogoso coño.La tomé por las caderas y empecé a penetrarla a la vez que ella me susurraba sí, sí, más, más. Mi excitación era total y su cara hacía que cada vez la penetrara con más fuerza, con más intensidad.Sus piernas sobre mis hombros y mi polla por completo dentro de ella. Sus pechos botando hacían que aquello fuera aún más un sueño, su cara de placer me hacía enloquecer. Y de pronto me agarró las manos y soltó un intenso me corrooooooooooooo.No pude evitarlo más y al sentir su nuevo orgasmo exploté intensamente, sentí como mi leche salía con fuerza, mientras ella seguía estremeciéndose.Cuando dejamos de temblar, abrió sus piernas y caí sobre ella mientras sacaba mi polla y sentía como la leche salía con ella.No te preocupes, ya lavaré las sábanas, me dijo.Nos besamos y me dispuse a seguir acariciando su cuerpo calido y suave.De repente me volvió a la realidad y me dijo: ¿no tenías una reunión?Lancé una rápida mirada al reloj y me percaté que había perdido la noción del tiempo. Me vestí de forma apresurada. Y trás un intenso beso me despidió con un "yo seguiré durmiendo".Como es lógico la reunión la afronté con una gran sonrisa y eso que aún no sabía los múltiples placeres que tendría en el futuro con mi nueva y morbosa amiga.